La cuidad cuando era pequeño

Recordaba cómo lucía Quito cuando era pequeño.
¿Recuerdan que el centro histórico estaba infectado por "El Ipiales" que nacía desde La Marín y en donde había una plaza en la que se erigía un monumento de San Martín a caballo?
La calle Morales (la Ronda) era, por decirlo menos, zona roja, un sitio peligroso y desagradable, lleno de prostitutas y cantinas, el cual se tenía que sortear para poder llegar al terminal terrestre. Más arriba, la 24 de Mayo era una plaza de ventas ilegales y cachinerías. 
La gente fumaba en los buses, más conocidos como "colectivos" y era común encontrarse con el anuncio "demuestre su cultura, bote la basura por la ventana".
Los horribles edificios del boom petrolero aun estaban nuevos, como el de IETEL o "la licuadora".  Habían gasolineras CEPE y en las tiendas vendían "bebas".  El Itchimbía era un gigantesco potrero y la olla del panecillo un sitio turístico encantador, aunque estaba lleno de basura y apestaba a orina. 
La única manera de ir al Valle de los Chillos era por el antiguo camino a Conocoto,  un viaje interminable. Los policias usaban cascos blancos y controlaban el tráfico desde unas casetas metalicas ubicadas en el medio de las vías. 
La plaza Indoamérica estaba adornada por una pileta con rostros de héroes y en casa, la TV nos decía "Indulana, de pura lana", "viste a la moda de Imán", nos vendía el estereotipo del "hombre de Buchanas" y Fruit, con su Albertiño do Santos, nos decía: "Y las mugeires tambén...hop!"





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